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En medio de clamores de justicia y lamentos, seres queridos y amigos dieron el último adiós a Milagros Monserrat, la mujer apuñalada en León, Guanajuato, el 10 de agosto.
A las 14:00 horas, se celebró una misa en su honor en la funeraria donde había sido velada, en la colonia San Juan de Dios, antes de dirigirse al cementerio San Nicolás.
Posteriormente, el cuerpo de Milagros fue llevado al Cementerio San Nicolás. La carroza que transportaba sus restos salió entre aplausos de familiares y ciudadanos que se habían congregado, coreando “Milagros, Milagros, ra, ra, ra”, mientras sostenían pañuelos blancos en señal de solidaridad con la familia por tan trágica pérdida.
A pie, más de cien personas acompañaron el cortejo desde la funeraria hasta el cementerio San Nicolás. Allí, un conjunto norteño esperaba para entonar canciones como “Hermoso cariño”, “Amor eterno” y “Te vas ángel mío”.
En el cementerio, la madre de Milagros tomó un momento para abrir el ataúd, exclamando: “Estarás en mi corazón siempre, hijita, toda mi vida, mamita santa”, antes de desmayarse. Familiares la asistieron rápidamente, mientras el personal de Protección Civil le brindaba atención médica.
Amigos y compañeros de trabajo de la empresa en la que Milagros laboraba llegaron con coronas de flores. Mientras entonaban “Hermoso cariño”, los restos de Milagros encontraron su lugar en la cripta del cementerio.
“Damos gracias, bendito Señor, por la existencia de Milagros Monserrat. Agradecemos los 40 años que le otorgaste en este mundo, así como la alegría que brindó a su madre, abuelita y hermanos. Te agradecemos por su presencia en nuestras vidas, Señor, y te solicitamos ahora que derrames tus bendiciones sobre toda la familia”, expresó su tío.
Una vez que los restos de Milagros fueron sepultados, los familiares y amigos se unieron en oración, pidiendo por su descanso eterno. Al final, Erika Meza, hermana de Milagros Monserrat, expresó su gratitud por la asistencia y el cariño que demostraron hacia Milagros. Les recordó que, si no la olvidaban, ella permanecería siempre con ellos, y los instó a mantener vivo su recuerdo, recordándola como la persona bondadosa, trabajadora y de gran corazón que fue.