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¡Revelado! El sorprendente plan de Puigdemont para desafiar al PSOE y cambiar el juego político en España

No estoy seguro si en la sede de Ferraz hay un James Carville, pero sería conveniente. Un Carville que, al igual que en la realidad, colocaría un pequeño letrero en la sala de crisis con el punto central en el que necesitarían enfocarse. Y si Carville, en 1992, consagró la famosa frase “La economía, estúpido”, que dio la victoria a Clinton sobre Bush padre, el de Ferraz tendría que escribir algo como “Puigdemont, estúpido”, si el PSOE quiere llegar a la Moncloa.

¡Revelado! El sorprendente plan de Puigdemont para desafiar al PSOE y cambiar el juego político en España
Carlos Puigdemont
© JULIEN WARNAND / EFE

De hecho, unos días después del acuerdo para la Mesa del Congreso, no parece que exista este Carville socialista (tal vez Iván Redondo esté intentando desesperadamente asumir esas funciones, desde la periferia…), ni parece que hayan entendido de qué se trata realmente la cuestión. Y la cuestión es el ‘presidente’ Puigdemont. Ni la reunión de Bolaños con los diputados de Junts, ni las concesiones de última hora, ni los clásicos adornos que les han funcionado en otras ocasiones. Y no será porque Junts no haya advertido cuáles eran las reglas del juego, pero ya sea por la arrogancia clásica del PSOE, o por la infinita pereza intelectual que sienten cuando tienen que ir más allá de la superficie, o porque estaban muy mal acostumbrados con un ERC servil y dedicado a la causa, el hecho es que Pedro Sánchez aún no ha percibido las claves políticas con las que debe lidiar: la primera, que no será investido con los votos de Junts si no inicia una negociación seria y directa con Waterloo; y la segunda, que apelar al lobo pepero no tiene efecto en un Puigdemont curado de sustos, convencido de que la represión es igual de intensa ya sea con el PP o con el PSOE en el gobierno.

Además, el ‘presidente’ no tiene motivo para confiar en un Sánchez que lo ha espiado con Pegasus, lo ha amenazado, deshumanizado y utilizado como pieza de caza electoral. Como escribí hace dos semanas, lo primero que se necesita para negociar es respetar al interlocutor, y los socialistas aún no han dado los primeros pasos en el camino del respeto. Si creen entonces que los acuerdos con Junts caerán por el peso de la gravedad, impulsados por el miedo a la feroz derecha, la bofetada que se darán será histórica. Con una notable adición: esta vez no encontrarán puertas traseras dentro de Junts, ni supuestos sectores pragmáticos que les faciliten las cosas, porque el partido ha entendido que el momento era trascendental y ha blindado la formación. En este momento, Junts es un bloque unido y determinado, y todos los caminos llevan a Puigdemont.

Un Puigdemont que guarda silencio, consciente del poder negociador del silencio, mientras los demás desesperan. Desesperan…, pero no parecen capaces de reaccionar, y en este sentido, el tema del Congreso es clave. ¿No sería hora de que el PSOE comprendiera que solo puede gobernar con una gran diversidad de sensibilidades políticas, especialmente vascos, catalanes y gallegos, que rompen la cómoda España monolítica del bipartidismo? ¿Todavía no sabe que si sigue en la carrera hacia la Moncloa, es gracias a Cataluña? ¿No le dice esto nada? ¿No sería lógico y deseable un primer gesto de pluralidad, ejemplificado en la Mesa del Congreso? Y aun así, ante la falta de rectificación, practican el ‘sosténla y no la enmiendes’, lo que tan poca gloria le ha dado a la historia española.

Sea como fuere, a las puertas del primer acto político relevante, el PSOE tendría que darse cuenta de que el control de la Mesa del Congreso no está para nada asegurado, que no lo tendrá si no llega a un acuerdo con Junts, y que no tiene los votos de Junts garantizados por orden divina. En otras palabras, o realmente comienzan a negociar y cambian el paradigma arrogante que a menudo han representado en sus acuerdos, o están perdidos. Y la negociación será con el ‘presidente’ Puigdemont, o no será.

Finalmente, para confirmar la realidad que necesita con urgencia, el PSOE también debe entender que ERC no lo salvará esta vez, y que las falsas llamadas de los republicanos a favor de una unidad ficticia -que solo rebajaría la negociación-, no le serán de utilidad. ERC ha perdido credibilidad negociadora debido a su sumisión endémica, mientras que Junts la ha mantenido intacta. Puigdemont no es Junqueras, y no está negociando con un partido, sino con un Estado, lo que también abre la puerta al PP. Quien esté dispuesto a negociar de verdad tendrá la llave de la investidura. Deberían empezar a hacer sus tareas, porque están retrasados.

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