Los abrazos y sonrisas de los nueve viajeros junto a su guía, quienes estuvieron atrapados durante diez días en Adis Zemen, al noreste de Etiopía, se mezclaron con el relato de una auténtica pesadilla al llegar al aeropuerto de El Prat, en Barcelona, la tarde de este lunes. Sus rostros reflejaban alivio y fatiga, mientras compartían palabras de horror. “Hubo momentos en los que temimos por nuestras vidas”, admitió Noelia Bertran, la persona que los acompañó como guía de la agencia de viajes barcelonesa Kananga, la cual organizó la expedición. “Ha sido extremadamente difícil”, añadió Núria Giménez, una de las turistas.

© Ana Jiménez
El grupo de dieciocho españoles, incluyendo a una niña de 13 años, quedó atrapado en Adis Zemen después de verse sorprendido por un violento enfrentamiento entre la guerrilla Fano y el Gobierno en la región de Amhara el 2 de agosto. Se refugiaron en un hostal en pésimas condiciones, sin agua corriente, con camas infestadas de pulgas y compartiendo espacio con animales.
“Estábamos cerca de una gasolinera cuando hombres armados con Kalashnikov nos apuntaron”, recordó Giménez. “El primer día escuchamos disparos y mucho ruido. Al día siguiente, vimos cadáveres. Una noche tuvimos que encerrarnos en una habitación a oscuras durante una hora en completo silencio. No pasó nada, pero fue una situación muy tensa”, relató Bertran.
La guía mencionó que cada día les prometían un rescate que nunca llegaba. “Nos decían que al día siguiente sería el día”, comentó. Las carreteras estaban bloqueadas y las comunicaciones eran escasas. A pesar de eso, Bertran pudo mantener contacto con el cónsul español, Fernando Magallanes, hasta tres veces al día. “Siempre nos pedía que tuviéramos paciencia”, a pesar de que “ya llevábamos ocho días esperando”. Giménez, por su parte, lamentó la escasa respuesta por parte del embajador español en Etiopía, Manuel Salazar Palma. “No podemos tener a un señor honorario que no sea capaz de rescatar a personas de un lugar”, afirmó. “Del embajador no recibimos ni una palabra. Estaba de vacaciones, pero apareció cuando llegamos a Addis Abeba después del rescate”, agregó Bertran.

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El responsable de la operación que finalmente los sacó de allí el pasado viernes, a bordo de un helicóptero del ejército etíope tipo Mi-171 Sh de fabricación rusa, fue Daniel Abate, gerente del lujoso hotel Kuriftu en Bahir Dar. Este hotel pertenece a un magnate hotelero llamado Tadiwos, que reside en Estados Unidos y tiene importantes conexiones en el país africano. Miquel Ribas, director de operaciones de Kananga, que ha viajado con Abate en algunas ocasiones, explicó que el helicóptero los llevó desde Adis Zemen a Bahir Dar y luego a Addis Abeba, desde donde volaron a Barcelona vía Estambul.
Bertran resaltó la fortaleza del grupo, que describió como muy unido, y agradeció a las personas del hostal que los acogieron. Lamentó que lo que debería haber sido una gran aventura se truncara en el cuarto día y que los viajeros se perdieran la oportunidad de conocer un país tan hermoso. A pesar de ello, admitió que no cree que volverá a trabajar allí. “Mi familia y mi pareja no me lo permitirían”, dijo la guía, quien ahora se dirige a Finlandia, donde pasará la temporada de invierno y espera encontrar tiempo para asimilar todo lo sucedido.
La revuelta de Fano, que significa “guerrilleros voluntarios”, se levantó contra el ejército etíope a principios de agosto, pero la situación estaba tensa desde abril, cuando el primer ministro y premio Nobel de la Paz, Abiy Ahmed, anunció la integración de las fuerzas especiales regionales en el ejército. Esto generó descontento entre los Fano, quienes habían luchado junto a los militares contra el Frente de Liberación Popular de Tigré (FLPT) durante la guerra entre 2020 y 2022. Los rebeldes representan el descontento de la etnia amhara, que constituye el 25% de la población etíope y se siente marginada por el Estado.